Los equipos se reúnen la próxima semana con la FIA para determinar un paquete de acciones para sortear la crisis.
Cuando uno oye, ve o lee las noticias se echa a temblar porque la sociedad está envuelta en una grave crisis económica de la que nadie sabe cómo ni cuándo saldremos. Con Max Mosley, presidente de la FIA, especialmente sensibilizado con el tema desde hace un par de años, la nueva Asociación de Equipos (FOTA) parece ahora dispuesta a colaborar para que la Fórmula 1 salga hacia adelante.
La próxima semana está prevista una reunión entre los equipos y la federación para determinar claramente un paquete de acciones que, pese a que ya se han discutido, todavía no se han cerrado. Después del último GP de Brasil hubo una reunión en Ginebra entre Max Mosley y Luca Cordero di Montezemolo y John Howett, por delegación de la FOTA, en la que se introdujo una drástica reducción de costes para el 2009 pero se emplazaron a una próxima negociación para adoptar medidas de mayor alcance para el 2010 y venideros.
Entre las medidas que se acordaron en Suiza hubo la reducción de kilometraje de entrenamientos de 30 a 20.000 kilómetros, la vida de los motores tiene que pasar de dos a tres grandes premios y el suministro de motores a los equipos privados a un precio razonable, que puede cifrarse en cinco millones de euros la temporada. Por otro lado, además de dejar libre la utilización del KERS para la próxima temporada, se estudia la fabricación de uno estándar que sería puesto en el mercado a un precio asequible.
CAIDA EN EL PARKET
Después de los problemas financieros que sacudieron a las entidades bancarias que controlaban la F1, ahora en poder de CVC Capital Partners, una firma de capital de riesgo, los problemas se han trasladado a los diferentes patrocinadores, que han visto como sus acciones se desplomaban en bolsa en el último curso. La mayoría de sponsors están ‘tocados’ por la crisis y en 2009 se verá una importante reducción de los espacios publicitarios en los monoplazas.
Esta crisis se acusa más si se refleja la tremenda caída que ha sufrido el mercado del automóvil, en el que entre todos los constructores que están implicados en F1 sólo Ferrari aumentará el número de coches vendidos este año y se ve difícil poder mantener los budgets que rondan los cuatrocientos millones.
Los problemas se constatan también con la desaparición este año de SuperAguri, que quebró después de la cuarta carrera, y los problemas financieros de equipos como Toro Rosso, cuyo capital ha sido adquirido esta misma semana por Red Bull para mantener su viabilidad, evitando la bancarrota y ya se especula con la posibilidad de que el objetivo final es su venta.
En cuanto a los patrocinadores, hay que destacar que el Banco de Santander (McLaren), Universia (Renault) y Mutua Madrileña (Renault) se mantienen en la parrilla, pero otros ya han anunciado que no seguirán, como RBS, el Royan Bank of Scotland, patrocinador de Williams, con pérdidas millonarias.