choque_frontal

(Cuidado al adelantar)

Todos los que nos hacéis el honor de visitar esta páginas de forma regular, sabéis que la energía cinética que se va acumulando sobre un vehículo en movimiento, es igual a un medio de la masa del vehículo por la velocidad a la que circula, al cuadrado. Es decir, un golpe a 70 km/h es dos veces más violento que a 50 km/h.

Puede uno imaginar con bastante acierto como, la energía acumulada con la suma de la velocidad de dos coches puede alcanzar valores terroríficos en función de la velocidad de ambos. En una situación real, si la suma de ambas supera los 150 km/h, dudo mucho que quede alguien para contarlo, sobre todo, por que la energía liberada en el momento de la colisión también está en función del peso y el tamaño de los vehículos implicados. En un capítulo de La Segunda Oportunidad, que podéis ver en esta misma página, provocamos este tipo de choque entre dos coches de considerable tamaño y peso , y , a sólo 50 km/, la destrucción fue total.

Si ambos conductores, al darse cuenta de la proximidad del otro acercándose, hubiesen frenado al límite antes de chocar, esa energía se hubiese transformado en forma de calor a través de la fricción de los frenos. Recordar siempre aquello: la energía ni se destruye ni desparece, la energía se transforma.

Cuando levantamos la mano para propinar una bofetada, la velocidad del movimiento carga la mano de energía cinética que se transforma en calor sobre la mejilla del que recibe la bofetada. En ese momento, las células que componen la materia se agitan produciendo calor y aparece en la piel del agredido un tono enrojecido.

En un accidente de tráfico, el fenómeno es el mismo, la deceleración instantánea transforma la energía en calor y es ese calor el que produce los desperfectos de la carrocería, el aplastamiento de la chapa y, sobre todo, los daños corporales a los ocupantes del vehículo.

Sólo un pequeño ejemplo para los que todavía no creen en la eficacia de los cinturones traseros: A 100 km/h, un objeto sólido, suelto en la bandeja trasera, que pese 250 gramos, almacena una energía cinética equivalente a la de una bala disparada a bocajarro con una pistola de 6,35 mm. En caso de choque no sería yo el que me gustaría encontrarme en su trayectoria.

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Paco Costas