Cuando llega una nueva generación de un modelo, se miran con lupa las posibles mejoras introducidas en el coche que llega a sustituir al anterior. Y desde hace unos años, lo que también se está mirando es la reducción del impacto medioambiental que tiene el modelo, desde los gases que emite durante su vida útil hasta lo que se ha conseguido reducir en el proceso de fabricación del mismo.
Es en estos dos términos en los que se ha incidido en la tercera generación del Audi TT, que llega en breve a los concesionarios de la marca y en lo que han trabajado los ingenieros de la marca para conseguir reducirlos.
El nuevo Audi TT ha aumentado su potencia en un 14 % respecto a su predecesor, pero pese a esta potencia incrementada se ha reducido las emisiones en un porcentaje del 11 %. En términos generales, esto quiere decir que cada unidad ahorra a lo largo de su vida una cantidad de CO2 unas 5,5 toneladas de gases de efecto invernadero.
Para conseguir esta mejora en el rendimiento del motor se ha trabajado en varias tecnologías, entre las que podemos encontrar la construcción ligera. Si en la segunda generación del Audi TT ya se consiguió reducir unos 90 kg respecto a la versión original, en esta tercera se ha conseguido reducir todavía más.
Por ejemplo, la versión 2.0 TFSI el nuevo Audi TT Coupé tiene un peso final de sólo 1.230 kg, unos 50 kg menos que su predecesor. A menor peso, menor consumo de combustible y menores emisiones, pero la tecnología aplicada en motor, cambio y otros elementos del coche hacen que sea todavía más evidente esta reducción.
Además de la reducción directa en el propio coche, los procesos de fabricación del Audi TT han conseguido que se reduzcan también en la producción. Los nuevos sistemas de producción consiguen que el impacto medioambiental producido por cada vehículo terminado sea un 9 % inferior, alrededor de 800 kg. Unas cifras que ayudan a valorar el esfuerzo realizado por la marca en favor de la sostenibilidad.
[Fuente: Highmotor.com]