Si usas agua del grifo en lugar de líquido para el limpiaparabrisas tan sólo por ahorrar unos céntimos, es posible que estés poniendo tu salud en peligro. Según un interesante artículo publicado por la BBC, la mezcla de calor y mugre que se da bajo el capó de cualquier automóvil es el caldo de cultivo ideal para la bacteria legionela, un desagradable bacilo que posiblemente te suene por la famosa (y potencialmente mortal) «enfermedad del legionario», que se manifiesta en forma de fiebre o a través de síntomas similares a los de una neumonía.
En un principio, la bacteria se encuentra contenida en el depósito de los limpiaparabrisas, pero cuando activas los rociadores, se pulveriza delante de tus narices, y puede pasar de ahí a tu organismo.
La Agencia de Protección de la Salud del Reino Unido ha hallado que precisamente esta es la causa por la que los conductores profesionales son cinco veces más propensos a contraer la enfermedad del legionario, pero también, que una dosis de líquido limpiador basta para evitar el crecimiento de la legionela. De hecho, la bacteria se encontraba presente en uno de cada cinco depósitos cargados con agua corriente, pero no aparecía en aquellos con líquido limpiaparabrisas. En total, se cree que hasta el 20% de los casos de legionelosis detectados en el país podrían deberse a este motivo.
Así que ya sabes, la próxima vez que te pases por el súper o el taller, no dejes de echar una garrafa al maletero; te evitarás problemas de obstrucciones, y tal vez hasta de salud.