Según un estudio realizado por Bridgestone, en elque se han inspeccionado el… estado de los neumáticos de 46.000 coches en 11 países europeos en 2011, el 63% de los conductores circulaba con neumáticos con un nivel de presión bajo. Bridgestone calcula que este hábito equivale a malgastar 3.100 millones de litros de combustible, valorados en 5.000 millones de euros al año. Para el medioambiente significa 7,4 millones de toneladas de emisiones de CO2 adicionales e innecesarias anualmente – el equivalente de 2,7 g/km adicionales por cada vehículo en la carretera.
“Como en años anteriores, los resultados indican que la mayoría de los conductores no son conscientes del coste y daño medioambiental que provoca la falta de cuidado de sus neumáticos” señaló Tom Fukuda, Vicepresidente Senior de Ventas y Marketing de Bridgestone Europa.
Estas inspecciones de seguridad fueron realizadas por Bridgestone a más de 180.000 neumáticos en centros comerciales y parkings públicos como parte de las actividades que la compañía lleva a cabo dentro de sus campañas de seguridad de neumáticos.
El análisis de los resultados pone de manifiesto que el 17,5% de los conductores conduce con una presión muy por debajo de lo recomendado (al menos 0,5 bar por debajo de la presión recomendada) y el 4,3% supone un alto riesgo para la seguridad al conducir con neumáticos con un nivel de presión peligrosamente bajo (al menos 0,75 bar por debajo de la presión recomendada).
1 de cada 5 neumáticos debería ser reemplazado
Casi el 20% de los neumáticos sufren también un desgaste del dibujo de la banda de rodadura por debajo del límite mínimo legal establecido por la Unión Europea en 1,6 mm, lo que significa un riesgo inminente para la seguridad de los conductores del vehículo, pasajeros y otros usuarios de la carretera. En estos vehículos la velocidad a la que se inicia el aquaplanning se reduce hasta en un 40% y suponen un riesgo elevado debido a la pérdida de agarre.
Algo más del 3,5% de los neumáticos inspeccionados estaban severamente desgastados, y tenían también un nivel de presión muy por debajo del recomendado, exponiendo al conductor a un peligro doble.
Un bajo nivel de presión aumenta la resistencia a la rodadura
Los resultados sugieren que muchos conductores no son conscientes de que un neumático pierde presión a lo largo del tiempo, como un globo, y que conducir con la presión incorrecta no sólo es peligroso, sino que gasta más combustible y produce más emisiones de CO2. Esto se debe a que la presión de inflado influye fuertemente en la resistencia a la rodadura de los neumáticos, que es, a su vez, un factor clave en la determinación del consumo de combustible de un vehículo. Dependiendo del tipo de carretera y el estilo de conducción, la resistencia a la rodadura representa del 18% al 26% de la fuerza total de un vehículo. Por tanto, la baja presión aumenta la resistencia a la rodadura y ésta tiene un efecto directo en la eficiencia de combustible y las emisiones del vehículo.
Un riesgo para la seguridad
Conducir con los neumáticos con baja presión también es peligroso: cuando la presión del neumático se reduce se produce una pérdida del control del vehículo y se incrementa considerablemente la deriva del vehículo. Asimismo, la baja presión del neumático tiene un efecto negativo en su durabilidad, debido al excesivo esfuerzo cortante que sufre el hombro del neumático y la acumulación de calor en la pared lateral de flexión. Los conductores que circulan con un nivel de presión bajo se enfrentan a un posible fallo del neumático por estos factores.