EEUU sigue siendo uno de los países líderes en fomentar la seguridad vial y el endurecimiento de las medidas de seguridad activa y pasiva del vehículo. Hace meses vimos que quieren establecer la cámara trasera como obligatoria a partir de 2014, pero esta no es la única medida que pretenden imponer desde la Administración federal. Nueve senadores estadounidenses han presentado una propuesta para reducir la siniestralidad de accidentes impregnados en alcohol.
Esta propuesta ha sido bautizada como ROADS SAFE, el acrónimo de Research of Alcohol Detection Systems for Stopping Alcohol-related Fatalities Everywhere (¡cuánto les encantan las siglas a los estadounidenses!). Como su nombre indica, la idea es destinar una partida de 60 millones de dólares para investigar nuevos sistemas de detección de alcohol, que se instalarían en los vehículos, cuyos frutos servirían para implantar un dispositivo en todos los coches de nueva fabricación.
La investigación se centraría en desarrollar nuevos dispositivos que sustituyan al tradicional alcoholímetro, demasiado aparatoso como para montarlo en todos los coches. Uno de los senadores considera que pueden desarrollarse sistemas que detecten el alcohol que lleva en el cuerpo una persona simplemente por posar las manos en el volante. De momento veo la cosa bastante imposible, pero ojalá llegue a buen puerto.
Sugieren que, una vez que un dispositivo de este tipo estuviera listo, se implantaría un sistema que mediría hasta seis veces el nivel de alcohol en sangre de un conductor. Si se superara 0.08 g/l, el coche quedaría inmovilizado. Como se puede ver, la cifra que sugieren es muy inferior a la que habitualmente se permite en los países occidentales (0.3 g/l en España, o 0.15 g/l para noveles), algo que ya ha puesto en jaque a varias asociaciones de hosteleros de EEUU.
Consideran que este sería el primer para erradicar completamente el alcohol al volante, algo que proporcionaría todo ventajes para los usuarios de la vía pero que provocaría una fuerte pérdida de ingresos para el sector de la hostelería. Consideran que después de los 0.08 g/l se reducirían hasta cifras cercanas a cero, o incluso el cero absoluto, lo cual impediría beber una sola gota de alcohol a cualquier persona que fuera a conducir. Ni siquiera un pequeño vaso de vino valdría.
Personalmente, la medida propuesta para un medio plazo la veo muy buena, aunque la barrera técnica de momento es importante. El hecho de que el coche ni siquiera arranque cuando detecta más alcohol de la cuenta garantiza casi completamente que ninguna persona borracha se ponga al volante, si bien es cierto que se podría permitir una cierta flexibilidad como hasta ahora para personas que hayan ingerido pequeñas cantidades de alcohol.
En Europa por el momento no tenemos estas inquietudes, si bien hay alguna muestra de interés para conductores reincidentes. En España la sociedad en general aprueba los límites de alcohol establecidos por nuestra legislación, aunque un endurecimiento de los mismos seguramente provocara numerosas quejas (como cualquier restricción que se propone). En EEUU el debate está servido; la medida no está confirmada ni mucho menos así que aún quedan semanas o meses de negociaciones para llegar a la propuesta final.