Los gastos de adquisición, mantenimiento, seguro e impuestos de un automóvil pueden reducirse notablemente siguiendo una serie de consejos. Incluso el consumo puede descender entre un 15 y 20 por ciento cambiando algunos hábitos al volante. Nuestros expertos del RACC han preparado un completo informe.
1. La presión de los neumáticos
La presión de los neumáticos resulta fundamental. Si están excesivamente bajos de presión, se incrementa el consumo. Si están demasiado hinchados, se compromete la estabilidad del vehículo y alarga peligrosamente la distancia de frenada.
2. Neumáticos verdes
En caso de tener que sustituir las cubiertas, es muy aconsejable optar por unos neumáticos ecológicos, de baja resistencia a la rodadura.
3. Caudalímetros siempre en buen estado
Con el uso, los caudalímetros (medidores de masa de aire) pierden eficacia, mermando las prestaciones y la potencia de los motores diésel.
4. Realice las revisiones que indica el fabricante.
Evitará reparaciones más costosas o incrementos de consumo. Por ejemplo, un nivel de aceite excesivamente bajo incrementa el gasto de carburante.
5. Filtros a punto. En especial el filtro de aceite, y siempre usar repuestos de automóvil nuevos.
Controlar y sustituir cuando toca los filtros de la gasolina y el gasoil.
6. No utilice combustible premium
El ligero incremento de prestaciones que añaden –sólo apreciable en un número reducido de vehículos- no suele compensar su precio más caro.
7. Controle el consumo de forma periódica
Si no dispone de un ordenador de a bordo, puede optar por esta fórmula: llene el depósito al máximo y ponga el cuentakilómetros parcial a cero. Cuando vuelva a repostar, llene al máximo, anote los litros, multiplique esa cifra por 100 y divida luego por la cantidad que marca el cuentakilómetros parcial. Así obtendrá el consumo medio en litros cada 100 km. Un incremento anómalo en el consumo es uno de los primeros síntomas de una posible avería de gravedad, además de suponer un mayor gasto.