Todavía es pronto para celebrar el triunfo sobre los agoreros que hace dos años casi parecían pelearse por los despojos de Chrysler, pero las cosas van bien enfiladas. La más pequeña de las Tres Grandes de Detroit ha comunicado que durante el cuarto trimestre de 2010 consiguió unos beneficios por operaciones (venta de vehículos, básicamente) de 198 millones de dólares. Sigue con pérdidas, porque las cuentas finales reflejan 199 millones de dólares escritos con tinta roja, pero la situación ya no es tan acuciante como lo fue en su día.
Acabado 2010, Chrysler terminó con un beneficio operativo modificado (sin contar impuestos, intereses ni costes relacionados con las jubilaciones) de 763 millones de dólares frente a unas pérdidas netas de 652 millones de dólares.
Según Sergio Marchionne, las pérdidas hubieran sido menores de no ser por los elevados intereses asociados a los créditos ofrecidos por los gobiernos de Canadá y Estados Unidos (solo en intereses, Chrysler ya ha pagado 1.230 millones de dólares).
Para 2011, Chrysler espera mejorar estas cifras con la ayuda de sus últimos lanzamientos, consiguiendo unos beneficios netos de entre 200 y 500 millones de dólares sobre unos ingresos totales de 55.000 millones de dólares. Si Marchionne consigue sus objetivos, el grupo debería convertirse en una empresa rentable este mismo año.