La declaración en bancarrota de Chrysler ya avanzaba una serie de maniobras destinadas a eliminar la grasa sobrante en la compañía, unas operaciones «quirúrgicas» como la propia suspensión de pagos que ya han comenzado a materializarse. La primera de ellas será el «rechazo» (sic) de 789 de sus concesionarios en Estados Unidos para el 9 de junio. Esta cifra supone un 25% de su red de distribución, que quedará con 2.392 puntos de venta Chrysler, Jeep y Dodge a cargo de la comercialización de sus vehículos.
Por lo demás, Chrysler mantiene que las ventas continuarán con normalidad, manteniendo las garantías y los incentivos «durante el periodo en que los concesionarios rechazados permanezcan activos». Los empleados de los mismos se enterarán de su futuro mediante una serie de cartas que fueron enviadas por la mañana vía UPS. Una vez recibidas, los concesionarios tendrán 23 días laborales para solicitar que un juez revise su caso. Legalmente Chrysler no tendrá obligación de comprar ni un sólo vehículo o pieza en poder de los concesionarios, aunque les ayudará a vender su inventario a los centros en activo.
Dicho todo esto, no podemos evitar esbozar una cínica sonrisa al leer el título del comunicado oficial: «Chrysler LLC solicita autorización para retener la mayoría de sus concesionarios en Estados Unidos». Suponemos que es otra forma de ver la situación.