Cuando Ghosn tomó la presidencia de Nissan hace diez años, nadie daba un yen por la compañía japonesa, que registraba pérdidas de decenas de miles de millones de manera anual. Tras una década de trabajo duro, el señor Carlos ha llevado a Nissan a la gloria, reduciendo costes, aumentando los márgenes comerciales, y creando una gama de productos envidiable.
Pero en su día Ghosn dijo que no estaría más de 10 años como presidente de Nissan. Ahora que estamos metidos en plena crisis del sector, llegaba la hora para que dejara su cargo, pero inteligentemente, dada la complicada situación actual en la que todas las marcas se encuentran (Nissan registró pérdidas por valor de 800 millones de euros en el primer trimestre del año), Ghosn ha anunciado que se quedará hasta que todo vuelva a la normalidad, pues irse ahora sería como desertar del ejercito en medio de un combate. Genio y figura lo del sr. Ghosn; ya lo quisieran para sí muchas otras multinacionales.
