Si tienes buena memoria, recordarás que ya hace un tiempo te comentamos que todos los grandes fabricantes están buscando la forma de poner el cazo con su propia tienda de aplicaciones. Ford, por el momento, es la compañía que tiene los planes más avanzados en este aspecto, pero Roewe viene con fuerza gracias a Android (que ha encontrado su hueco en el navegador del 350), y Volkswagen ya ha anunciado un concurso para que los usuarios desarrollen programas para los centros de entretenimiento de sus futuros vehículos. Con este panorama no es de extrañar que Audi también esté pensando en vender software para sus coches, aunque posiblemente no te imaginas la clase de cosas que tiene en mente.
Autocar ha hablado con Peter Schwarzenbauer, jefe de marketing de Audi, quien ha señalado que las aplicaciones «serán el futuro» tal y como el fabricante lo contempla. Un ejemplo de su implementación sería el desbloqueo de funciones: tú te compras un coche con total normalidad, y si un día te arrepientes de no haber pedido los asientos calefactados, podrías «descargártelos» vía WiFi o 3G desde el propio automóvil. En realidad, los filamentos metálicos utilizados para calentar tus posaderas ya vendrían instalados de fábrica; lo que estarías haciendo por decirlo de alguna manera, es «meter los drivers», de forma que serían reconocidos por el vehículo y activables desde un panel de instrumentos digital.
Lo que Audi pretende con esta política es aumentar los beneficios desde dos frentes distintos: por un lado se simplifica el proceso productivo al introducir un menor número de equipamiento bajo pedido, y por el otro, te cobran el acceso a funciones o características que no necesitan modificaciones técnicas en el automóvil.
Lo que no nos gusta del ejemplo propuesto por Schwarzenbauer es que hasta el más tonto sabe que Audi no dejaría de cobrarte el sobreprecio que implica instalar un asiento calefactado en lugar de uno normal, así que el beneficio para el fabricante sería por partida doble. Algo que tampoco es del todo nuevo, dado que hasta no hace mucho, algunos fabricantes «capaban» el control de crucero e incluso el ordenador de a bordo de sus modelos base a pensar de tenerlos instalados de serie. Tal vez estuviera pensando un poco las avutardas, porque tiene mucho más sentido introducir por ejemplo nuevos parámetros de comportamiento aprovechando las suspensiones con control electrónico, o incluso sistemas de navegación alternativos con extras al estilo TomTom. Ya veremos en qué queda todo esto. Los hackers, de entrada, tienen que estar frotándose las manos.