En medio de una crisis que se ha llevado por delante el 30% de las ventas, se consideran discriminados por la Administración, que omite la eficiencia de estos vehículos desde el punto de vista medioambiental y carga las tintas al considerar su siniestralidad.
Hay días en que los fabricantes de motos se cambiarían por los de automóviles. Sin consultas ni avisos previos, el pasado 14 de agosto supieron que, desde 2009, los vehículos que producen tendrán un impuesto especial sobre emisiones de CO2.
Desde Anesdor, la patronal de fabricantes de motos y ciclomotores, su secretario general José María Riaño, advierte de que lucharán contra la nueva tasa con todos sus medios.
Pregunta.- ¿Cómo afrontan el curso?
Respuesta.- Ha sido una vuelta del verano muy dura. La crisis nos presiona con fuertes caídas de ventas porque los bancos han cerrado del todo el grifo de los créditos, pero además tenemos una gran presión por el lado de la seguridad vial y el medio ambiente.
J. M. Riaño
P.- Pero la Administración acaba de aplazar a 2010 la norma para elevar a 15 años la edad mínima para conducir ciclomotores.
R.- Sí, pero sigue siendo una medida ilógica, porque la siniestralidad de los ciclomotores ha caído un 36% en los últimos cuatro años y la franja de edad que se trata de eliminar no presenta ninguna problemática especial. Además, la moratoria no sirve de nada desde el punto de vista industrial. Marcas y fábricas como Derbi, Rieju, Motor Hispania… están centradas en los ciclomotores, un nicho en el que no hay competencia asiática. Suprimir el tramo de 14 años las forzaría a pasar al mercado de motos de 125 cc. No es tan fácil hacer este cambio y, sobre todo, no está justificado.
P.- Cerca del 80% de las motos está actualmente exento del impuesto de matriculación. ¿No cree razonable la nueva tasa que pagarán desde enero?
R.- De ninguna manera y trataremos de impedirlo por todos los medios. La ley se basa en el principio de que quien contamina, paga. Y si eso se aplica a todos los vehículos, vemos que las motos son los más eficientes. Pero lejos de ser favorecidas como lo son los coches más limpios, se les imponen tasas especiales que nos obligarán a subir los precios alrededor de un 10% y que harán que se vendan 25.000 motos menos en 2009.
P.- ¿Cómo se explica entonces?
R.- Habría que preguntárselo a la Administración. No hay motivos medioambientales; tampoco de seguridad vial, porque las muertes en moto han bajado un 30% en lo que va de año y, desde el punto de vista económico, la recaudación por matriculaciones asciende a unos 80 millones de euros, el chocolate del loro.
P.- ¿Entonces?
R.- Creemos que se trata de controlar por todos los medios el fenómeno de la moto. Cuando en 2004 se convalidaron los carnés de hasta 125 cc con los de coche se dispararon las ventas, porque hay una gran necesidad de motos, sobre todo en las grandes ciudades. No tuvo que ver, pero en 2007 las muertes de motociclistas se dispararon en la carretera y la DGT tenía un problema. Se convocó a todos los agentes sociales para elaborar una estrategia consensuada. Pero después aparece lo de los ciclomotores, el impuesto especial de CO2 y tasas máximas para las motos con más de 100 caballos. Por un lado se nos dice una cosa pero luego se hace la contraria. Parece que para resolver el problema debe haber menos motos en circulación. Muerto el perro se acabó la rabia.
P.- ¿Cómo han recibido las casas matrices esta noticia?
R.- En Italia y, sobre todo, en Japón, están atónitos. Es el tercer cambio fiscal en 12 meses y nos enteramos por los medios en pleno mes de agosto. Es de país bananero. Da una imagen fatal de nuestra industria y nuestra Administración. ¡Intente explicárselo a un japonés! Un cambio tan radical genera inseguridad y riesgos de deslocalización de fábricas. Nunca sabremos qué inversiones hubieran llegado de actuar de otra manera, pero tenemos noticias de que algunos proyectos peligran en Cataluña.
Fuente: ElMundo