El futuro de los fabricantes de automóviles suecos no parece demasiado prometedor. Aunque el gobierno sueco les ha concedido un préstamo a bajo interés por unos 2.500 millones de euros las matrices de Saab y Volvo – General Motors y Ford – no se encuentran en su mejor momento a pesar de haber recibido ayudas por parte del gobierno estadounidense. Sabemos que Volvo está a la venta, habiendo expresado interés por la marca desde Daimler a diversos fabricantes chinos.
¿Pero qué ocurrirá con Saab? Desde que General Motors adquirió la marca en 1999 no ha dado nunca beneficios y su volumen total de ventas este año ha sido bajo. Productos como el Saab 9-5 están claramente anticuados y la gama de modelos no cuenta con variedad, si bien se encuentran en desarrollo nuevos productos entre los que se encuentran un crossover basado en el Saab 9-3 Sport Hatch y un SUV, el 9-4X. Saab está muy integrada en General Motors, de hecho, más de lo que Volvo está en Ford.
El caso es que la situación económica de General Motors no puede permitirse disponer de marcas deficitarias y por ello se han impuesto marzo como fecha límite para tomar una decisión con Saab. De momento se ha puesto a la venta el fabricante pero si no se encuentra un comprador en tres meses GM podría cerrar Saab, con lo que desaparecería del mapa. En estos tiempos se suele decir que “a grandes males grandes remedios” pero permitidme dudar de algunos aspectos de la viabilidad de tal decisión.
