Por regla general, cuando hablamos de recortes de gastos, nos quedamos siempre con lo mismo: despidos, cancelación de proyectos arriesgados y retraso de nuevos lanzamientos. El problema es que si en Chrysler siguen metiendo la tijera, al final se va a quedar sólo el bedel con su escoba, y las últimas medidas de austeridad aplicadas en su cuartel general dejan bien clara la situación por la que pasa la compañía.
Bajar la calefacción de 22 a 20 grados centígrados parece una idea razonable, y presupuestar una decoración navideña de 1.000 dólares en lugar de 10.000, también parece normal. Lo que ya sorprende un poco más, es ver que se han retirado hasta los relojes de pared para ahorrar en pilas (+20.000 dólares), y el número de bombillas en funcionamiento ha pasado a la mitad (+400.000 dólares al año).
Otras medidas adoptadas incluyen la cancelación del servicio de retirada de nieve en las plantas altas de los aparcamientos de la empresa (+350.000 dólares), así como una reducción de horas en la cocina de la cafetería. Adicionalmente, cuatro zonas de descanso con máquinas de café y sándwiches han sido suprimidas, al igual que el comedor ejecutivo. Por último, Chrysler venderá 32 obras de arte tasadas 2,3 millones de dólares.
No hace mucho, también nos enteramos de que General Motors había bajado la calefacción y apagado los ascensores fuera de horas, pero sus rivales de la estrella parece que ha querido ir aún más lejos.