No es en absoluto secreto que Lancia y Chrysler están obligadas a entenderse mientras sigan viviendo en la misma casa que Sergio Marchionne. No será una relación de familia sencilla, y sólo hay que ver los rumores que surgieron desde que Fiat salvó a la firma de Auburn Hills del abismo; que si Chrysler desaparece de Europa, que si ahora fagocita a Lancia… Pero al final, la duda no será tanto quién se esfuma de dónde, si no cuántos modelos podrá aportar cada una a la causa común.
Marchionne, en declaraciones a la revista inglesa Autocar, ha señalado que ambas marcas podrían «converger» antes de que acabe este año recién comenzado, integrando sus productos bajo sellos que, al menos por el momento, se prevén separados para Europa y Estados Unidos. Pero será mejor si citamos al jefe del Grupo Fiat:
En Europa, Lancia es una marca pequeña e infradesarrollada, sin nada más grande que el Delta. Chrysler, que tiene un alcance genuinamente global, no posee nada más pequeño. Suma las dos y te queda una gama completa.
¿Quiere decir eso que el «Chrysler Delta» de Detroit tendrá salida comercial? Es posible. Como bien señala Marchionne, Lancia no tiene presencia comercial en Estados Unidos, por lo que tampoco existen los temidos problemas de solapamiento. Algún purista que otro podrá rabiar (Guille incluido), pero a una marca semi-premium con las características de Chrysler le puede venir muy bien un compacto elegante y bien rematado como el de Lancia; puede que su estilo no encaje del todo con el de la marca de la estrella, pero el propósito tampoco es tan distinto, y a fin de cuentas nadie lo conoce en Estados Unidos. Otra cosa sería si alguien tuviera la infeliz idea de venderlo también en Europa. Con suerte, nunca lo verán nuestros ojos.