Por el momento el nuevo Audi A8 se está vendiendo con dos motores V8 de 4.2 litros, en gasolina y diésel, con 371 y 351 CV de potencia. Aparte de estos dos considerables propulsores próximamente se unirá a la gama un TDI de 3.0 litros con 250 CV de potencia, dejando así un hueco sin cubrir para el que desee un motor de menos potencia pero no quiera un diésel.
Esa posición la terminará ocupando la última generación del V6 TFSI de 3.0 litros como el que lleva el Audi S5 Cabrio o el Audi S4 pero infra-potenciado hasta los 290 CV y con un par máximo de 420 Nm. Aún así será suficiente para mover al pesado A8 hasta los 100 km/h en 6.1 segundos y fijar la velocidad máxima mediante la limitación electrónica a 250 km/h. Gracias a la inyección directa y a la sobrealimentación será el motor gasolina menos consumidor.
La media rondará los 9.1 litros a los 100 km mientras que la cantidad de CO2 que emitirá será de 213 gr/km. Son valores cercanos a los del V8 de gasolina (9.5 l/100 km / 219 gr/km) pero parece a priori una buena elección dado que las prestaciones en el seis cilindros no disminuyen proporcionalmente. Y al igual que sus hermanos mayores el A8 V6 TFSI contará con la transmisión automática Tiptronic de 8 velocidades y la tracción Quattro.
El precio del seis cilindros gasolina será una clave importante para su éxito teniendo en cuenta que el V8 tiene una larga tradición de resistencia y durabilidad. Sin embargo a medida que pasan los años parece claro que los V6 sobrealimentados modernos pueden ejercer cual ocho cilindros atmosférico a nivel de prestaciones. Es cierto que se pierde esa sonoridad característica pero estamos hablando de un coche como el A8, habitualmente utilizado para la representación y el transporte oficial.