No es ningún secreto que a pesar del renovado énfasis de Toyota en la calidad de sus vehículos, las llamadas a revisión siguen apilándose en los departamentos de control de calidad de la compañía. Posiblemente este problema se debe a que cualquier defecto introducido en las cadenas de montaje tarda un tiempo en aparecer, pero el hecho es que están ahí, y para evitar que la situación actual vuelva a repetirse en el futuro Toyota piensa prolongar el tiempo de desarrollo de sus próximos lanzamientos, dando así tiempo a refinarlos todo lo necesario antes de sacarlos al mercado. Actualmente un coche proyectado en Japón requiere una gestación media de 24 meses; cuando el plan se ponga en marcha, serán 25.
Las nuevas medidas anunciadas por Takeshi Uchiyamada, vicepresidente ejecutivo de Toyota, contemplan el desplazamiento de 1.000 ingenieros al departamento de control de calidad, aunque posiblemente la más llamativa de todas sea la formación de un equipo de 100 «abogados del diablo», que «examinarán la calidad de los coches desde la perspectiva del conductor», lo que suponemos que significa sacarle pegas a todo. Estos técnicos han sido instruidos para adoptar una postura «neutral», y no asumir que la tecnología de Toyota es la correcta y que si algo falla es cosa del usuario.
Por último, Toyota piensa corregir el número de labores encomendadas a empresas auxiliares. Según Uchiyamada, parte de la culpa de los problemas de calidad experimentados deriva de los fallos de comunicación con los proveedores de componentes e ingenieros externos, a los que se les facilita las especificaciones sin la supervisión necesaria. En sus propias palabras, cuando se entregue alguna clase de contrato, «nos gustaría comprobar la lógica del diseño del proveedor, cómo lo fabrican y cómo lo evalúan». Otra posibilidad para resolver este asunto sería recuperar parte de estas labores para Toyota, aunque ahí están atados por contratos y habrá que esperar como mínimo a que expiren los actuales.
Resulta aventurado pronosticar el efecto negativo o positivo de todas estas medidas, pero está claro que Toyota se ha dado cuenta de dónde están sus problemas, y piensa atacarlos de raíz. Esperamos que el resto de los fabricantes estén tomado buena nota, porque lo que le ha sucedido a Toyota le puede pasar a cualquier otra empresa cegada por las cifras de ventas. Volkswagen, presta atención.