Como cualquier otro deporte, la F1 es cíclica, y desde su fundación en 1950, esos ciclos, al menos en cuanto a los pilotos, en mi opinión, están bastante bien definidos.
Desde aquella fecha ha habido y hay grandes pilotos capaces de ganar GP y campeonatos mundiales.
Yo vengo manteniendo que, estos ciclos vienen produciéndose, con ligeras variaciones en las fechas, por décadas.
En la primera, los cincuenta, Juan Manuel Fangio fue, sin duda, el de más éxitos y el que figura ya en la historia como una de las más grandes estrellas de éste deporte.
En los sesenta, Jim Clark aparece como un verdadero mito de su tiempo y sólo una muerte prematura por accidente le impidió mejorar su gran palmarés.
Una buena parte de los setenta fueron Jackie Stewart y Niki Lauda, protagonistas indiscutibles de aquella década. En el caso de Lauda, su presencia se prolongó hasta 1984 con su tercer mundial y fue en ese mismo año cuando, en una memorable carrera celebrada en Mónaco, donde comenzó a mostrar su inmenso talento el joven Senna, al que, sólo el chauvinismo de Jacky Ickx, privó de lo que hubiese sido su primera victoria en la F1.
A partir de aquella fecha, la gloria y los triunfos fueron compartidos por el brasileño y otra de las grandes figuras de éste deporte, el francés Alain Prost. El ciclo se termina, como en el cado de Jim Clark, con la trágica desaparición del brasileño en Ímola, el 1 de mayo de 1994.
Y fue en esa misma carrera, donde el alemán Schumacher dejó la impronta con su victoria y del que habría de ser su dominio hasta finales de los noventa.
Cuando comienzó el siglo xxi, para sorpresa y alegría de los aficionados españoles, surge desde los más modestos orígenes Fernando Alonso, que se convierte en el protagonista y en él que fuerza, en cierto modo, la retirada del alemán con actuaciones memorables en la pista.
En el 2010, el español pierde el mundial a favor de otro joven alemán, Sebastián Vettel, casi diez años más joven que él, y a lo largo de toda la temporada del 2011 domina de forma aplastante el mundial y se proclama campeón por segunda vez.
Todo parece indicar que, en los próximos años va a resultar bastante difícil batirle. Vettel, además de disponer de un monoplaza, el mejor sin duda de la parrilla, ha demostrado a lo largo de todo lo que va de campeonato, una gran regularidad y precisión y puede asegurarse que, en este momento es el mejor y que la única forma de quitarle ese protagonismo queda por el momento en la incógnita de si Alonso, en la cima de su carrera y con sus excepcionales condiciones innatas, dispone a tiempo de un monoplaza lo suficientemente competitivo para disputar al alemán su dominio actual; de no ser asi, Vettel será el piloto de ésta década.
He mencionado a los que, en mi opinión, han destacado de los demás, no tanto por sus títulos, sino por lo que yo denomino como ese toque de genio y de talento que surge más o menos cada diez años y que les ha permitido dentro y fuera de la pista convertirse en auténticos mitos. Al situarlos en ese grupo de elegidos, en ningún momento me olvido de otros campeones de gran mérito e incluso con un palmarés en ocasiones superior a los que he mencionado, pero “eso” que no sé bien donde se origina y que distingue a los grandes, aparece en la F1 en forma de ciclo cada diez años
Paco Costas