En el Salón de Nueva York se presentaba oficialmente el lavado de cara del Jaguar XF, su berlina de volumen y posiblemente uno de los productos que más da de comer al fabricante británico. Tras la filtración de una imagen, ya podemos emitir nuestra opinión sobre el lavado de cara, que afecta fundamentalmente al frontal. Los principales cambios afectan a las ópticas frontales, ahora más alargadas, con LEDs diurnos y un parecido bastante acusado a su hermano mayor, la berlina de alta gama Jaguar XJ.
Los paragolpes también se han rediseñado, con tomas de aire más generosas que en el caso de la versión XF-R son aún mayores, y se acompañan del clásico power-dome del capó. Las ópticas traseras también reciben un lifting interesante, pasando a operar con tecnología 100% LED y extendiéndose hacia el centro del portón del maletero. Desde Jaguar afirman que de noche dan una firma lumínica única al XF. Pocos más cambios estéticos hay, salvo por nuevos colores y llantas.
El lujoso y moderno habitáculo del XF se altera de manera moderada, con una pantalla multifunción táctil de 7 pulgadas (aumento de tamaño), con nuevas funciones de infotainment. Salvo el display de la instrumentación, ahora mejorado, todo sigue igual, con elementos icónicos como el selector del cambio automático en su lugar de siempre. Realmente los cambios terminan aquí, ya que la gama de motorizaciones se traslada sin cambios al nuevo modelo, con la incorporación de un nuevo motor.
Este propulsor es un 2.2 turbodiésel, de cuatro cilindros en línea. Desarrolla 190 CV de potencia y un impresionante par motor de nada menos que 450 Nm. Este nuevo propulsor cuenta con un sistema Stop&Start de parada automática en semáforos y retenciones. Acelera de 0 a 100 km/h en 8,5 segundos y tiene una velocidad punta de 225 km/h, nada mal para un motor de acceso a la gama que sólo consume una media de 5.4 litros de gasóleo a los 100 km, emitiendo 149 g/km de CO2.