Si, Sr. Navarro, váyase ahora que está usted a punto de lograr el sueño dorado de cualquier director general de Tráfico:
“Si los automóviles acaban por no circular en España, la cifra de accidentes llegaría a cero”.
Claro que, al mismo tiempo, la DGT dejaría de recaudar a costa de la total ausencia de potenciales infractores.
Cuando esta semana, con motivo del puente de mayo, se nos comience a bombardear con los millones de desplazamientos y los millares de agentes que, supuestamente, velan por nuestra seguridad a base de freírnos con multas, usted y todos aquellos que le hacen la ola, deberían parase a pensar que los españoles ya somos lo suficientemente maduros para saber que, con más de cuatro millones de parados y miles de transportes aparcados por falta de trabajo, han dejado de circular un alto porcentaje de conductores de los que lo vienen haciendo habitualmente.
Hoy, lunes, las televisiones están difundiendo algo que hasta usted debería ya saber: ha disminuido sensiblemente la circulación en toda España y, los que aún se atreven a hacerlo, se confiesan atemorizados ante la eventualidad de una multa.
Fui, como usted seguramente sabrá, premiado por esa misma DGT que usted dirige, con la medalla de la Seguridad Vial que concede la DGT a quienes nos hemos significado por un tráfico más seguro, y aunque que sólo fuese por hacer honor a tal honor, no puedo ni deseo estar en contra de las más duras sanciones, a los que conducen en estado de embriaguez, a los que exceden de velocidad donde no deben, a los que conducen sin carné o sin seguro, a los reincidentes, a los que en definitiva se comportan con total desprecio a sus semejantes al volante de un automóvil: para todos esos indeseables ciudadanos, la cuantía de las multas y los castigos en vigor en España, me parecen poco; en la mayoría de los países más avanzados y con menos victimas las infracciones graves se pagan mucho más caras.
He leído su artículo en la revista de Tráfico en el que, en dos páginas de lectura compacta, usted trata de explicarnos la subida de las multas y de “sus ventajas”, algo que sospecho que ni usted mismo se cree. Pero, con todo, lo que más me llama la atención a lo largo de su es escrito, en el que se nota que no está usted muy acostumbrado a escribir en castellano y que no menciona ni una sola vez la palabra, ENSEÑANZA VIAL y las medidas que usted está tomando en esa dirección. Eso si, el verbo multar, multa infracción, sanción, procedimiento, expediente, rapidez en la gestión de cobro etc, ocupan una buena parte de su artículo.
Y, por si fuera poco, para justificar los descuentos por “pronto pago”, tiene usted el cinismo de decirnos que hay “que hacer un guiño al ciudadano para facilitar su aceptación”, pero eso sí: “se podrán presentar alegaciones y recursos, sólo faltaría, pero los plazos se recortan para no eternizar su tramitación”. En otras palabras: usted primero paga y luego, cuando ya se haya aburrido y metido en mayores gastos, a reclamar al maestro armero.
Señor Navarro, ha conseguido usted la cuadratura del círculo perjudicando seriamente a la industria del automóvil y de la motocicleta; ha conseguido usted que los conductores estén pensando más en el miedo a la sanción que en mejorar sus conocimientos y sus conductas, ante un problema tan serio. Tiene usted cabreado a millones de conductores, gestores, fabricantes y educadores en toda España: De verdad, váyase y no siga tratando de convencernos de que ha sido usted y su nefasta gestión el que ha logrado disminuir las víctimas del tráfico.
¿Hay menos muertos, menos heridos graves, o es que circulamos muchos menos españoles por nuestras vías? ¿Qué ha disminuido más, una cosa, o la otra?
Váyase, de verdad, váyase y deje que sean otros sin tanto protagonismo y tanta política, los que sen carguen de llevar a los conductores españoles per la senda de una mejor seguridad vial.
Paco Costas