Faltan sólo unos días para que, en Valencia, ante sus compatriotas, Fernando Alonso tenga la oportunidad de hacernos vivir uno de los muchos días de gloria que parecen están empezando a olvidarse.
¿Qué le pasa al gran piloto español? ¿Está a la espera de tiempos mejores con una máquina más competitiva? ¿Es tan inferior el Renault? ¿Puede, después de haber conseguido dos mundiales y no haber ganado el tercero por causas ajenas a él, estar bajo los efectos de cierto conformismo o apatía?
Cuesta trabajo creer en ninguno de estos supuestos y prefiero seguir creyendo que, el español, cómo, Nuvolari, Moss, Gilles Villeneuve o Ayrton Senna, se esta dejando la piel como hicieron ellos y no siempre con el coche más competitivo.
He comparado al español con el brasileño, al que sigo considerando como el piloto con más hambre de victoria: “racing is my life….winning is like a drug”. Todavía, cuando repaso pasajes de su vida y leo estas frases, me parece estárselas escuchando en vivo….en Australia, en Japón…
Los tiempos han cambiado, la técnica también;es posible que ahora las fuerzas estén más igualadas, pero lo mismo ocurría en 1993. Senna disponía de un Mclaren con motor Ford Cosworth claramente inferior al Williams Renault que habría de dominar la F1 en los años siguientes; y, entre sus rivales, al volante de uno de estos coches vencedores, nada menos que al piloto francés Alain Prost, campeón por cuarta vez aquel año.
Senna, contra todo y en clara inferioridad, hizo la mejor carrera de su vida en Doningtong Park, la ganó; también ganó Brasil, Montecarlo y Suzuca, hizo dos segundos en Barcelona y Sudáfrica y fue subcampeón detrás del francés con 73 puntos…todavía recuerdo la envenenada respuesta del brasileño, en la sala de prensa de Donington Park, después de dar una auténtica lección de pilotaje bajo la lluvia……”si quieres cambiamos de coche”….Aquello fue, sin duda, muy humillante e innecesario para un piloto como Prost, antiguo compañero de equipo en Mclaren, pero no cabe duda que manifestaba a las claras que el talento de un piloto, a veces, está muy por encima del coche que conduce.
Querido Fernando, te he comparado con mi ídolo muchas veces, y me gustaría seguir haciéndolo. Ya sabes, como hizo él en muchas ocasiones, “con el cuchillo entre los dientes”, tu puedes hacerlo también.
Paco Costas