Hace unas semanas probamos el nuevo Opel Astra en su versión compacta de 5 puertas, dotado del propulsor 1.4 Turbo EcoTec de 150cv, asociado a un cambio automático.
Puedes leer su prueba pinchando aquí.
Esta semana os traemos la prueba del nuevo y último Opel Astra en su versión más familiar “Sports Tourer” de 5 puertas y animado por un motor gasolina turbo alimentado que produce una potencia de 200cv.
Se trata del motor más potente de la gama, un 1.6 Turbo de cuatro cilindros que ya se emplea en otros modelos de Opel como el Corsa OPC o en Insignia.
Es un motor contundente en la entrega de potencia, los 200cv se dejan notar, sobre todo a la hora de realizar un adelantamiento o tener necesidad de ganar velocidad con rapidez.
Al igual que le sucedía al 1.4 Turbo, para obtener la mejor respuesta del propulsor debemos estar por encima de las 2000 revoluciones. Por debajo de las mismas el comportamiento es peor, más lento y con poco empuje.
El actual Opel Astra lleva ya un tiempo en venta en nuestro mercado y, poco a poco, la gama ha ido completándose tanto en diésel como en gasolina. Dispone de varios tipos de carrocería, compacta de 5 puertas, Coupé de 3 puertas, y la familiar; Sports Tourer.
Todas ellas cuentan con los últimos avances en tecnología y con mecánicas eficientes en cuanto a consumo y bajas emisiones con unas prestaciones más que dignas, incluso en los propulsores de acceso a la gama.
En gasolina el acceso a la gama es por parte del 1.0 Turbo EcoTec de 105cv, el mismo que monta el Opel Adam que probamos hace unos meses, puedes leer su prueba aquí.
El siguiente escalón es el 1.4 Turbo de 125 o 150cv respectivamente. Como colofón se puede optar por el 1.6 Turbo de 200cv que es el objeto de esta prueba.
En diésel el acceso a la gama lo da el 1.6 CDTI con 110cv, pasando por su versión de 136cv, para terminar en 160cv. Todas las mecánicas montadas en el Opel Astra son turbo alimentadas con independencia de su carburante.
Externamente el Opel Astra ha ganado muchos enteros, se muestra como un vehículo serio, de calidad, con buen empaque, pero que no pierde el aspecto juvenil. Valido para todos los públicos. Nuestra unidad contaba con el acabado más alto, “Excellence” que viste aún más al Opel Astra con unas llantas vistosas y los faros inteligentes “IntelliLUX” de tipo matricial que hacen que lo noche se convierta en día, con el uso de la tecnología LED.
En el interior, como sucede en el exterior, nuestra unidad con el acabado tope de gama disponía de prácticamente todos los opcionales, desde volante calefactable a unos asientos –AGR- forrados en piel micro perforada completamente electrónicos y calefactables o refrigerados. Un lujo sin duda.
El puesto de conducción es amplio, de fácil colocación para el conductor mediante los diversos ajustes que proporciona el asiento desde altura, lumbares a de la parte baja de la espalda. El volante, forrado en piel y calefactable, permite regulación en altura y profundidad.
El cuadro de instrumentos, de fácil lectura, nos proporciona información como la presión de los neumáticos, el nivel de aceite o la degradación del mismo. Todo ello en el ordenador de a bordo, que cuenta con mucha y variada información útil para el conductor.
El salpicadero sobrio y de buena presencia es agradable al tacto, sus materiales son plásticos pero de buena calidad. Gomosos al tacto y que nos dejan mostrar una alta calidad en la construcción.
Los sistemas multimedia están gobernados mediante una pantalla de generoso tamaño donde podemos hacer uso de la radio, navegador e incluso del WIFI.
El motor desde el interior gracias al buen aislamiento lo hacen casi imperceptible, ni siquiera las vibraciones se atreven a filtrarse. El 1.6 Turbo es muy silencioso al ralentí y en marcha, solo se deja oír y notar si demandamos potencia cuando sube de revoluciones.
Las versiones dotadas del 1.6 Turbo de 200cv cuenta con el botón Sport alojado en la parte baja/central del salpicadero. Con él activado cambia notoriamente el comportamiento del vehículo.
La dirección deja de ser tan asistida, el tacto del acelerador se modifica para que con tan solo acariciarlo ya dispongamos de potencia. El motor se muestra más lleno y contundente, no se modifica el sonido. Y por último y muy importante, la dureza de la suspensión también se modifica y mejora mucho. Se vuelve más enérgica que no incomoda y es capaz de mitigar los balanceos de la carrocería en conducción decidida, que los hay.