Con los cursos de recuperación de los puntos y el carné de conducir, ha venido ocurriendo lo mismo que en las malas novelas de suspense en las que desde las primeras páginas ya sabes quién es el culpable.
Ni las críticas desde los medios de comunicación y las quejas de las escuelas excluidas del reparto dictatorial de la CNAE (Confederación Nacional de Autoescuelas), han servido para que la DGT, responsable de la adjudicación de los cursos de reciclaje, fuesen adjudicados forma equitativa a aquellas autoescuelas que, por sus méritos y preparación, tenían derecho a impartirlos.
Personalmente, los contenidos de estos cursos nunca me han parecido eficaces ni económicamente justificados, pero si lo han sido, sin duda, muy lucrativos para los que, desde hace aproximadamente una década, se han estado llenando los bolsillos.
Siento la renuncia de María Seguí y creo que se ve envuelta en acusaciones que, de ser ciertas, justifican su renuncia aunque de forma directa no tenga toda la culpa, pero me alegro mucho de que su dimisión sirva para que, una severa investigación por parte de quién proceda, ponga de una vez al descubierto y denuncie a los que, gracias a sobornos y en connivencia con funcionarios de la DGT han venido lucrándose durante tanto tiempo.
Paco Costas
