Tras una semana a los mandos del buque insignia de la marca francesa Peugeot, el 508 en su acabado GT y con la mecánica más potente en diésel nos ha enamorado.
Es un vehículo que por tamaño, habitabilidad y capacidad de carga, lo hacen ideal para ser un perfecto rutero y devorador de kilómetros. Tiene una pisada firme, que gracias a el acabado GT cuenta con una suspensión más firme. Dicha suspensión tiene un milimétrico compromiso entre confort y deportividad.
No resulta seca, y es en tramos revirados donde es capaz de contener con mucha solvencia los movimientos de la carrocería. Mitigando los movimientos parasito.
Si bien el 508 GT no es el vehículo ideal para “irse de tramo”, su tamaño, peso, mecánica y cambio no son los ideales para tal menester. Pero aun así su funcionamiento es muy neutral. Entra con soltura en las curvas. Y solo si se fuerza la trayectoria puede sorprendernos con un previsible subviraje de fácil colocación.
Hace ya unos años, probamos el Peugeot 508 GT en su versión familia SW. Aunque ha pasado ya un tiempo, aún tengo recuerdos de dicha prueba y tirando de las notas puedo refrescarme la memoria. El motor era el 2.2 HDI de 204cv. Un motor contundente en la entrega de potencia. Mucho más enérgico que el actual 2.0 BlueHDi que a pesar de disponer de 180cv no es ni por asomo tan contúndete como lo era el anterior 2.2 HDI.
Ahora bien, el cambio no ha sido malo, los 180cv resultantes del 2.0 BlueHDi son más que suficientes para mover al Peugeot 508 GT con una soltura pasmosa. Acelera y recupera con suma decisión y no se nota el lastre del peso en vacío que supera los 1600kg. Es un motor poco sonoro, con una entrega de potencia muy lineal que da lo mejor de sí en bajos y medios. Entregando la potencia máxima a tan solo 3750 revoluciones.
Es curioso como poco a poco Peugeot ha ido reduciendo cilindrada también en sus versiones más prestacionales. Puedo recordar como las versiones más potentes del 508 al poco de su aparición en el mercado estaban coronadas por un propulsor V6 diesel. El mismo que utilizo Citroën en sus modelos como el C5 o C6 ya desaparecido.
Era un motor si bien antiguo y no precisamente parco en consumos, tampoco excesivamente potente, superando por poco los 200cv. Nosotros lo probamos en el ya desaparecido Peugeot 407 Coupé. Todo un coche.
Actualmente Peugeot está dotando a todas las gamas de modelos del nuevo acabado GT-Line. Dicho acabado está presente en el Peugeot 508 y con pocas diferencias estéticas en comparación con el acabado GT. Ambos disponen de las mismas salidas rectangulares de escape. Bien encastradas en el paragolpes trasero. Llantas de cierta semejanza y paragolpes que nos distan mucho uno de los otros.
La única diferencia palpable reside en que el 2.0 BlueHDi de 180cv sólo lo puede montar el acabado GT y Allure. El GT-Line ha de conformarse con el 2.0 BlueHDi de 150cv.
Internamente los cambios entre el GT o el Allure son pocos, volante más deportivo y asientos que sin perder en confort nos muestran unas buenas sujeciones laterales con una banqueta también regulable con múltiples reglajes electrónicamente.
El 508 hace uno mucho recibió un lavado de cara que ha actualizado partes del vehículo como sus ópticas delanteras. En el caso de la unidad probada venia dotada de faros con tecnología led tanto para luces diurnas como para luces de cruce y carretera.
La unidad probada venía bien surtida de extras, otorgándole muy buena presencia. Extras verdaderamente útiles, como el “Head UP display” que está en la parte alta del salpicadero. Dónde disponemos de toda la información sin tener que retirar la vista de la calzada. Ideal para viajes largos.
En la parte trasera cuenta con mucho espacio para las piernas y pueden viajar cómodamente 2 adultos y un menor. Climatizador tri-zona, que permite su regulación desde los asientos traseros. Se puede desconectar desde el puesto del conductor.