En estos días el rey está recibiendo a los representantes de todos los partidos con motivo de la elección del candidato a presidente de un nuevo gobierno.
La escena que nos muestran las televisiones es siempre la misma: el visitante espera, se anuncia la presencia del monarca y éste aparece impecablemente vestido, sonriente y con la mano extendida.
Lo normal, por lo que representa, es que en su presencia el visitante acuda correctamente vestido, pero no siempre es así.
Algunos, no solamente acuden inadecuadamente vestidos para la ocasión, sino que hoy, uno de ellos, se ha permitido la falta de educación de estrechar la mano del rey con una mano en el bolsillo.
Si de lo que se trata es de dejar bien patente su rechazo a la monarquía, a lo que tienen perfecto derecho, lo mejor es que no vayan.
Las faltas de cortesía denuncian siempre la poca educación del que las comete. Los líderes sindicalistas, representantes de la clase obrera, jamás han acudido a la Zarzuela de forma tan impresentable. Pero ya se sabe: “no ofende quien quiere, sino quién puede”
Paco Costas
Santi, se está hablando de saber estar y normas de comportamiento, deporte que por desgracia, es practicado por la inmensa mayoría de los españoles, entre los cuales le incluyo. A ver si va a ser Vd. más facha que los que pretende (sin éxito) insultar.
Sr. Costas, le sigo desde los tiempos de «la segunda oportunidad», le considero un gran divulgador en su campo pero creo que su comentario despectivo de «la progresía» o de lo que es falta de educación no forman parte de nuestro común interés por el mundo del motor. En canto a lo de dar la mano al tal rey de tal o cual manera a mi no me parece bien ni mal, si me parece mal que haya una monarquía instaurada, no restaurada,el valor de esa figura y su legitimidad es cuestionada por una parte de la sociedad, por tanto no creo que haya que ponerse firmes ante tal presencia y si ese señor tenía ganas de tener la mano en el bolsillo con naturalidad, qué problema hay? Lo triste y vergonzoso es no poder fiscalizar a fondo las cuentas reales que pagamos todos,verlas corruptelas en los negocios de sus allegados.Nonos perdamos pues en las formas porque la verdadera podredumbre está en el fondo. No quisiera pensar que una de las personas que admiro desde pequeño es «un facha».
saludos!