Jeep guarda por ahora en secreto sus intenciones sobre la próxima generación del Wrangler. Las únicas pistas que ha ofrecido las ha plasmado en los últimos prototipos que ha presentado la marca, pero no son definitivas. Esta incertidumbre está afectando a los amantes del modelo y también a los trabajadores de la fábrica de Toledo, en Ohio, de cuyas cadenas sale el todoterreno.
Sin embargo, Automotive News ha sabido por fuentes cercanas al proyecto que los indicios apuntan a que no deben preocuparse. La información que ha averiguado confirma que el nuevo Wrangler contará con una carrocería compuesta de aluminio, pero además esta seguirá montada sobre un chasis de largueros y travesaños (en inglés, el esquema body-on-frame), un factor que torna muy poco probable el traslado de su fabricación a otras instalaciones productivas.
El desasosiego generado en torno a la siguiente generación se produjo cuando el CEO de Fiat Chrysler Automobiles Sergio Marchionne declaró en el Salón de París que, para reducir la masa del nuevo Wrangler, era necesario producir el vehículo en otro centro capaz de trabajar con aluminio. La adaptación que requiere la fábrica de Toledo que le permitan manejar este material son muy caras y por ello se barajaban otros sitios.
Marchionne añadió que dos de las fábricas norteamericanas de Chrysler adolecen actualmente de sobrecapacidad productiva, pero las que mencionó trabajan con arquitecturas autoportantes (en inglés, unibody), por lo que Toledo queda descartada. Asimismo, el ayuntamiento de la ciudad de Ohio compró el martes 21 de octubre un terreno junto a la fábrica, lo que indicaría que FCA tiene previsto ampliarla para aumentar la producción del Wrangler.
En todo caso, lo que Marchionne y el jefe de Jeep Mike Manley tienen claro es que el nuevo Wrangler deberá emplear una carrocería, un chasis y unos motores más ligeros, la nueva caja automática de ocho velocidades más eficiente y un diseño más moderno, todo sin perder su reconocido comportamiento fuera del asfalto.
Vía | Highmotor.com
