Nunca en la historia deportiva del automovilísmo español, un acontecimiento había merecido tal despligue de medios y de asistencia de publico como el que se vio y vivió durante todo el fin de semana en Montmeló.
Las expectativas de victoria de un piloto español, por una parte, y la polvareda levantada por el anuncio de de Bernie Ecclestone en Valencia, habían obrado el milagro de dejar en segundo plano el futbol, algo nunca visto por estos predios hasta la fecha. Se respiraba F1 y ,hasta el mundo de la política se vio inmerso en el ambiente previo al GP de España.
Pero el mundo de la F1 es, sin duda, un mundo aparte y los pronósticos no siempre se ajustan a las espectativas de los aficionados.
Todo ocurrió en milésimas de segundo, cuando Alonso, en una maniobra arriesgada, retrasando la frenada al límite, perdió todas sus opciones a la victoria en la primera curva. Él, Alonso, era para los más de cien mil espectadores que abarrotaban el soberbio circuito catalán, la sal y la pimienta del espectáculo que, por otra parte y a buen seguro, hubiese colmado los deseos de todos, si al español le llega a salir bien la maniobra.
Estamos tan acostumbrados a que las salidas de Alonso decidan casi siempre los resultados finales a su favor que cuesta un poco admitir que, en un toque, sea su monoplaza el más perjudicado. ¿ Fue la postura de Massa correcta no cediendo cuando Alonso ya le sacaba medio monoplaza ? Quizás debió serlo cuando los comisarios la dieron por buena.
Pero en todo caso, lo cierto es que, a partir de ese momento, el Ferrari del brasileño fue construyendo vuelta a vuelta una barrera infranqueable; Hamilton salió favorecido del percance sufrido por su compañero y si Raikkonen no rompe, Alonso no hubiera tenido opciones al podio que ocupó finalmente.
Tenemos que irnos planteando que, este año, lo visto en Motmeló puede volver a producirse. Alonso, en este momento, no tiene un sólo rival al que batir ni a un Fisichella en el mismo equipo; sus rivales son dos monoplazas imbatibles hasta la fecha y conducidos por dos pilotos muy rápidos y, sobre todo, a un compañero de escudería también muy veloz y con las mismas ansias de victoria que tenía el español hace un par de años.
Quizás eso mos permita ver el campeonato más reñido de los últimos años, en el que las fuerzas van a estar mucho má igualadas. Pronosticar en este momento quién se llevará el gato al agua se me antoja un pronóstico muy dificil.
Con todo, la vistoria de Massa es de chapó, con pole incluida, pero al margen de eso, la carrera no ha tenido más emoción- negativa para todos los que le admiramos- que la de la mala fortuna de Alonso en la primera curva.
Todavía queda mucha tela que cortar pero unos y otros va a tener que hilar muy fino.
Ha sido una verdadera lástima que el despliegue y el esfuerzo realizado por Telecinco y su equipo, no se haya visto compensado con la calidad del espectáculo. Otra vez será.