El periodo de tiempo que transcurre, desde la primera percepción del peligro, hasta el momento material de ejecutar la maniobra, se conoce como «TIEMPO DE REACCIÓN». Cualquier conductor que se encuentre en un estado psicofísico considerado óptimo, invierte de ¾ de segundo a un segundo en reaccionar.
En este intervalo, el vehículo recorre una distancia en metros, que puede considerarse incontrolada por el conductor. Veamos el caso de un ciclomotor que circule a su velocidad máxima, 40 km/h y calculemos la distancia recorrida durante el «TIEMPO DE REACCIÓN».
Debemos traducir la velocidad en «kilómetros- hora» a metros recorridos en un segundo. Es una operación fácil. Un kilómetro contiene 1000 metros, por tanto, 40 km/h, es lo mismo que 40.000 metros/hora. Una hora tiene 60 minutos y cada minuto 60 segundos, luego una hora tendrá 60 minutos x 60 segundos, es decir 3.600 segundos.
40.000 metros
40 km/h=———————————-= 11 metros/segundo
3.600 segundos
¿Verdad que no parece posible cuando sucede en la práctica?. La mayoría de los conductores no son conscientes de estar viviendo ese «TIEMPO DE REACCIÓN» cuando frenan y la sensación de haber recorrido esos metros, cruciales en ocasiones, les pasa desapercibida.
Pero todavía hay más. A esos metros recorridos en el «TIEMPO DE REACCIÓN» tenemos que añadir, en el caso del frenado, la distancia que necesitamos para que los frenos actúen para reducir la velocidad o detenernos totalmente.
De donde se desprende que la velocidad juega un papel importantísimo a la hora de evitar una colisión o un atropello. A mayor velocidad el «TIEMPO DE REACCIÓN» permanece inalterable, pero la distancia recorrida aumenta y las posibilidades de controlar el vehículo, escapan a las capacidades de su conductor, y un conductor consciente debe conocer en todo momento cuando la velocidad que lleva sobrepasa sus capacidades y las del vehículo que conduce.
Si además añadimos la disminución instantánea del «TIEMPO DE REACCIÓN» por causa del sueño, la fatiga, o la ingesta de alcohol o drogas, la distancia recorrida durante el «TIEMPO DE REACCIÓN» es imprevisible.