Todo lo que se necesita saber para una conducción más peligrosa, estresante y temeraria:
– ADELANTAMIENTO: El conductor debe buscar en todo momento aquellas emociones que le compensen del tedio que producen las largas rectas y las filas interminables de vehículos que le impiden avanzar como sería su deseo, y a la vista de una curva sin visibilidad, ha de tener el coraje de abordarla por la izquierda a la mayor velocidad posible dejando atrás aquello que le exaspera. La excitación que se experimenta al comprobar que ningún otro conductor aparece con el mismo propósito en el sentido contrario, produce un placer de dioses y en, ocasiones, también puede mandarle directamente al Cielo.
– DISTANCIAS DE SEGURIDAD: Es aquella que nos permite desquiciar al conductor que circula delante colocándole el parachoques delantero a un metro de distancia cuando ambos circulamos a 140 kilómetros por hora en una autopista. Otra distancia de seguridad lateral, no menos importante, es aquella en la que nuestra precisión al volante es tal, que al rebasar a un ciclista le golpeamos en el casco con el retrovisor exterior derecho. La acción puede ser considerada como un cálido saludo entre usuarios que comparten la vía circulando en vehículos de distinta categoría.
– SISTEMAS DE RETENCIÓN: Entre otras funciones, los cinturones de seguridad deben utilizarse; para engañar a la Guardia Civil simulando que se llevan puestos; para que la propia Guardia Civil de un ejemplo edificante no llevándolos nunca puestos; para que los niños se los coloquen por detrás de la espalda o bien pegados al cuello; para que, siguiendo el ejemplo de los padres, el resto de la familia no los usen nunca; para que algunas señoras crean proteger mejor su busto pasando olímpicamente de ellos; para vivir la inmensa emoción de recibir el plena cara el impacto del airbag cuando este se dispare a 300 Km/h, sin que el cinturón lo impida. Otro placer insustituible los proporcionan los reposacabezas cuando nos permiten dar una cabezadita circulando a 120 Km/h cualquier tarde de verano.
– EL ALCOHOL: Son tantas las ventajas que nos proporciona el alcohol, que un conductor consciente debe siempre tenerlas en cuenta cuando bebe antes de conducir: el alcohol evita las enfermedades del corazón, aumenta el apetito, sirve para quitarnos el frío, alimenta, es nutritivo, aumenta la potencia sexual y los reflejos, favorece la lactancia y preserva nuestro hígado y el páncreas de enfermedades, previene de las degeneraciones del cerebro y, entre otras de sus muchas ventajas, también nos permite elegir entre ir muriendo lentamente o de forma fulminante en un accidente de tráfico.
– LAS DISTRACCIONES: Los automóviles modernos han traído a nuestra vida tal número de ventajas y comodidades, que bien podríamos asegurar que han sustituido a nuestra sala de estar y a nuestra oficina. Un conductor, además de guiar su vehículo actual por donde desea, puede realizar las siguientes tareas a la vez: mandar un FAX, contestar un mensaje, dar instrucciones a su secretaria, contestar a un amigo, o hacer una rápida operación matemática a través del móvil; guardar en la memoria un número, ver la fecha y la hora, o hacer la reserva de un hotel, un billete de tren o de avión. Si se dirige a una dirección desconocida, la pantalla del GPS le va dando instrucciones milimétricas del recorrido y, si está en un atasco, circulando menos de cinco kilómetros por hora, también puede entretenerse en ver las últimas noticias en la televisión. Y con un poco de suerte, quizás podría averiguar en Internet a qué hospital van a trasladarle cuando se estrelle contra el vehículo que lleva delante.
– LA VELOCIDAD: Es, sin duda el mayor de los placeres cuando es uno mismo el que la provoca. ¿Por qué no?, si todo lo que hay que hacer es apretar un pedal para que el coche corra más y otro para que se detenga. La velocidad nos permite llegar siempre los primeros; los límites impuestos nos privan de libertad individual a la que todos tenemos derecho al nacer, y aquellos que los respetan deberían ser apartados de la circulación, estorban. Si tu coche tiene 250 caballos y desarrolla una velocidad de 300 Km/h, no te cortes, dale caña, controla, el mundo es tuyo. Lo de menos es que te cojan, la multa se paga, y si te quitan el carné, tu sigues conduciendo y ya está. Si se presenta la ocasión y otro conductor te adelanta, no lo permitas, síguele y demuéstrale quién eres tu con un volante en las manos. ¿Un accidente? ¿Para que sirven los frenos de disco a las cuatro ruedas, el control de tracción, el de estabilidad, el ABS, y los neumáticos de bajo perfil? ¿Acaso no llevas ocho airbag por si vuelcas? Limitaciones a ti, ¡qué disparate!
NO PASAR DESAPERCIBIDO: ¿Eres joven y tímido? ¿No te gustas? ¿No ligas?, sigue estos consejos: Lo primero que tienes que hacer en convencer a tu padre para que te compre un coche de poco peso, mucha potencia, colores vivos y, a ser posible, con llantas especiales (esto último mola mucho). Cuando ya lo tengas, que un amigo te aconseje como subirle un poco la potencia (la decoración exterior es muy personal y debes decidirla tu mismo). Pero aún te falta un detalle. Búscate un equipo de música que, aunque te ocupe todo el maletero, sea capaz de poner en evidencia la potencia de la mejor de las discotecas. Es importante que conduzcas casi tumbado, con una mano (a veces basta con dos dedos), con un pitillo en la otra y el brazo colgando por fuera. Y cuando un viernes por la noche llegues por primera vez al lugar de la movida, da un fuerte frenazo y no te olvides de que el equipo de música esté funcionando a tope. Si sigues estos consejos, te aseguro que pronto conocerás los resultados.
– LAS ROTONDAS: Las inventaron los ingleses hace muchos años, y lo que en Gran Bretaña fue rápidamente asumido y respetado (los británicos son unos tristes) en España se ha convertido en un ejercicio divertido y excitante. “Las rotondas son para el que le echa más bemoles”, y ello requiere cierto arrojo y rapidez de reflejos. ¿La norma? ¡Olvídate de la norma!, lo más emocionante de la circulación en las rotondas, lo que produce una mayor descarga de adrenalina, en ese momento único en el que, cuando tu ya estás dentro y has comenzado a girar, aparece otro vehículo por tu izquierda, y su conductor, de pronto decide participar en el juego acelerando para acojonarte si no tienes los nervios bien templados. La mayoría de las veces te libras del accidente por un pelo, y es ahí donde reside el placer, pero como en todo, tienes que contar a veces con los servicios de la grúa y la cara de felicidad del chapista.
– LOS PEATONES: ¿Quienes son esos intrusos que interrumpen mi marcha en los pasos de cebra? ¿Con qué derecho se atreven? ¿No ven que llevo prisa? Yo conductor, sufro a diario el agravio de esos peatones que, cuando cruzan por delante de mi vehículo, todavía se permiten el lujo de no acelerar el paso o correr mientras me dirigen una mirada de rencor. Los ciclistas, las mamás con sus cochecitos de niño, los peatones y los ancianos, deberían tener sus propias vías y dejar de molestar a los conductores en los pasos de cebra o estorbar cuando caminamos con prisa por una acera.
– CÓMO DISFRUTAR EN EL TRÁFICO: Conducir en la ciudad encierra placeres ocultos que sólo los mejor educados son capaces de disfrutar. Dejar el coche en doble fila mientras saboreas un café y observas como el conductor bloqueado echa espuma por la boca y toca el claxon desesperado; adelantar a una fila de vehículos que guarda su turno para girar y colocarte el primero en una rápida maniobra, y si alguno protesta, enseñarle el índice erecto y hacia arriba; abordar los charcos a la mayor velocidad posible al pasar por un semáforo, si hay peatones al borde de la acera; mientras esperas al semáforo en verde, con el embrague medio pisado y en primera, dar unos cuantos acelerones de aviso mientras diriges una mirada desafiante a los conductores que tienes a ambos lados. Otro de los refinamientos del conductor educado, consiste en hacer saltar a los peatones cuando todavía no han alcanzado el tramo final de un paso de cebra. Pero si de verdad quieres pasártelo bien, búscate un amigo de tu mismo pelaje, que insulte por su ventanilla mientras tu insultas o arrojas basura por la tuya.
– LA FORMA MÁS SEGURA DE NO TERMINAR UN VIAJE: Empieza por madrugar después de una noche de copas y arrancar precipitadamente sin dedicarle ni una mirada al vehículo. Antes conviene poner el reloj en hora. Si en un viaje anterior tardaste cinco horas entre Madrid y Málaga, un conductor que se precie, debe intentarlo esta vez en treinta minutos menos y de un solo tirón. Si llevas ya tres horas conduciendo, empiezas a sentirte cansado y ves que corre peligro mejorar tu propio record, no te queda más remedio que acelerar más, aunque tengas que asumir más riesgos. Si empiezas a pestañear y das algún frenazo a destiempo, no te alarmes, respira hondo, date un par de pellizcos y sigue acelerando, a todo el mundo le pasa. Ese camión que circulaba cien kilómetros más lento que tu, parecía que estaba mucho más lejos…